Poesía Electrónica v1.0 |
Nueva literatura de nuevos medios.[1]Autora: Rachel Price.Traducción de Lizabel Mónica.En 1994 el poeta y crítico cubano Víctor Fowler visitó Brown University, por entonces un centro de referencia para la literatura hipertextual y la investigación sobre realidad virtual. Fowler se sintió intrigado por la literatura digital y los estudios sobre nuevos medios que, si bien relativamente incipientes en los Estados Unidos, eran desconocidos en la Cuba del Período Especial, la cual estaba sufriendo el peor momento económico desde la caída de la Unión Soviética cinco años atrás. A su vuelta a la isla, Fowler publicó un artículo en la revista El Caimán Barbudo describiendo las posibilidades creativas de los medios digitales. En aquel momento, rememora él, muchos cubanos encontraron el artículo incomprensible, bordeando el delirio. Pero un joven estudiante nombrado Kevin Beovides, hoy profesor de estética de nuevos medios en el Instituto Superior de Arte de La Habana, autoproclamado hacker y net-artista, leyó el artículo y a este atribuye su decisión de adentrarse en el aún primitivo campo de los nuevos medios. En diciembre de 2009, Beovides y Fowler se encontraron finalmente en un simposio sobre medios digitales organizado por Esquife, una de las primeras revistas virtuales de Cuba. Hasta cierto punto, el poeta/crítico y el hacker/net-artista representan dos generaciones de la cara más literaria de los medios digitales cubanos, en un momento en que estos se desplazaban de las exploraciones del hipertexto hacia el arte y los medios de comunicación social en sentido amplio.[2] A pesar de que el acceso a Internet sigue siendo restringido, la literatura cubana responde hoy a la creciente convergencia de aspectos verbales, visuales y de juegos de computadora propios de la cultura digital. Blogs, cine digital y redes electrónicas son no sólo sitios donde se renuevan narrativas y prácticas, son también fuentes de información para la literatura impresa. Mucho de esto, claro, no es específico de Cuba. Sin embargo, las condiciones locales también importan: el acceso limitado, por ejemplo, configura la magnitud y la naturaleza de las comunidades en línea, del formato de blogs y del lenguaje usado en tweets, mientras que por otro lado la larga tradición habanera de revistas literarias y performance encuentra nuevas posibilidades en el formato digital. Medios sociales, blogs y escritura emergenteInternet en Cuba sigue siendo un tema polémico. Ancho de banda, recursos y proveedores de Internet limitados, contribuyen a una disponibilidad lenta y restringida. El Estado tampoco ha hecho accesible la Internet al público en general, prefiriendo en su lugar el uso de intranets para profesionales selectos. La teórica de los medios Cristina Venegas cita que, según la Oficina Nacional de Estadísticas cubana, casi 1.5 millones de investigadores, profesionales y artistas eran usuarios oficiales de Internet en el año 2009. Otras cifras estiman que menos del 0.8 por ciento de la población tiene acceso desde el hogar, acceso que además requiere controles de seguridad personal por parte del usuario.[3] La mayoría de las personas obtienen el acceso limitado del que disponen a través de su centro laboral, de hoteles, de hospitales, o mediante el mercado negro de contraseñas para cuentas domésticas. Aún así, Cuba se relaciona con la cultura digital de múltiples maneras. La escasez de recursos materiales de la isla y el acceso limitado a Internet han conducido a un auge en la distribución de libros digitales, películas, música e información vía memorias USB. Gran parte de esta circulación de información se mantiene desconectada de Internet, e incluso los blogs circulan de esta manera, siendo descargados y distribuidos en la calle. Semejantes redes de asfalto son en muchos aspectos similares a las virtuales, pero ambas difieren en varios factores: el contenido transita desde los blogs, distribuidos por sus autores, hacia los usuarios potenciales, y no viceversa. Ello, a su vez, afecta el tipo de interactividad posible entre los autores de los blogs y sus lectores. La temporalidad es quizás más analógica que digital, en la medida en que analógica sería la señal para la cual la variación en el tiempo es análoga con respecto a otro instante. En Cuba lo que acontece en línea se traduce a otra temporalidad en la calle, al igual que ocurre en la mayoría de las comunidades underground de otros sitios. Un ejemplo similar en los Estados Unidos es la circulación fuera de Internet de mixtapes creadas por músicos independientes. Aún cuando la blogosfera cubana continúa creciendo, la presencia en Internet se mantiene dirigida primariamente a, o al menos consumida por, lectores fuera de la isla. Sitios para redes sociales o plataformas como Facebook, Orkut y Twitter no son usados para configurar extensas redes locales o comunidades de lectores; las revistas virtuales y las listas de correos electrónicos son más usadas para tales fines (esto está cambiando en la medida en que varios blogs intentan hacer una contribución a la sociedad civil). Luego de que Raúl Castro permitiera el uso de celulares en 2008, la mensajería de texto se convirtió en algo bastante habitual, aunque sigue siendo cara para los cubanos y no es aprovechada en la creación de nuevos géneros literarios como es el caso, digamos, del ketai japonés o novela de teléfono celular (el ketai parece ser un ejemplo bastante singular de un nuevo género orientado al usuario, en contraste con los intentos un tanto forzados de las novelas en Twitter). El tema que domina cualquier debate en torno a la blogosfera cubana es el blog Generación Y, de Yoani Sánchez. Como Sánchez ha señalado, Generación Y evolucionó desde su primer estadio como comentario continuo sobre la vida cotidiana en Cuba, hasta convertirse en una fuente de noticias en sí mismo, transformando a su autor en "algo magnético, una emisora" que atrae noticias de otros mientras trabaja en su propia distribución.[4] Esta nueva orientación, acompañada del incremento de la tensión de Sánchez con el Estado, describe una evolución que el crítico de los medios Mark Hansen considera típica de la actividad contemporánea de Internet en general, la cual ha "reorientado la función de los medios de computación pasando del almacenamiento a la producción, del archivo de una experiencia individual a la generación de presencias colectivas e incluso de conectividad."[5] Entretanto, Sánchez fue nombrada una de las cien personalidades más influyentes por la revista Times en 2008, y su celebridad internacional ha crecido notablemente, atestiguada por sus más de 80.000 seguidores en Twitter (la mayoría de los cuáles no residen en Cuba). Crítica enérgica de las restricciones del Estado cubano a la prensa, y a su vez el rostro más visible de los nuevos medios sociales en Cuba, Sánchez es una figura central mas no singular en la cultural de los medios digitales de la isla. Mientras que Generación Y obtiene la mayor notoriedad internacional, es un blog de cientos y surgió en sí mismo de una serie de proyectos comunales anteriores, entre los que se encuentra la revista digital Consenso, nacida en 2004, y la famosa "guerrita de los emails", polémica que tuvo lugar en 2007 entre intelectuales cubanos dentro y fuera de la isla.[6] Mientras los medios internacionales tienden a proyectar a Sánchez como ese personaje solitario que libra su cruzada del periodismo ciudadano, ella misma ha insistido en el potencial abierto, interconectado, colaborativo y hasta utópico de Internet; desde 2009 Sánchez ha organizado en su casa una "Academia de blogueros", donde difunde el conocimiento básico sobre blogs y Twitter.[7] La plataforma de Twitter, a pesar de ser desestimada por muchos en Estados Unidos por considerarla un fenómeno de mercado más que una verdadera revolución mediática, es promocionada por Sánchez y otros en Cuba como una herramienta estratégica en un contexto de acceso limitado a Internet: los tweetts pueden ser enviados a través de la mensajería de texto telefónica, si bien a un alto costo –algo más de un dólar estadounidense cada mensaje-.[8] Tal y como ocurre a nivel global, el auge de estos medios de comunicación ha propiciado un espacio para voces diferentes a las del periodismo oficial. ¿Pero están estos medios configurando además la literatura y la producción cultural? Si el "realismo sucio" de la literatura del Periodo Especial sirvió como sustituto del periodismo, llenando el vacío de una prensa oficial poco dispuesta a cubrir los sinsabores del acontecer social, el surgimiento de blogs dedicados a dichos tópicos, algunos sugieren, pueda quizás dejar libre a la literatura para adoptar géneros menos "realistas".[9] Aún así, los blogs continúan siendo más leídos fuera de la isla que dentro de ella, y no funcionan aún, en sentido masivo, como fuente de noticias. Cualquiera de los géneros potenciales que los medios sociales generen, serán inevitablemente moldeados por las circunstancias de su producción local. A quienes no pueden twittear a través de Internet en Cuba, por ejemplo, el costo de la mensajería de texto les impone cierta urgencia. En tal caso, los tweets tienden a ser comunicados informativos, más que actualizaciones banales del estado de ánimo. No obstante, una retórica meta-crítica típica de los nuevos medios ha estado presente desde el principio. Sánchez y su colega bloguero Orlando Luis Pardo Lazo twittean con frecuencia acerca del medio mismo. Sus tweets más filosóficos plantean la interrogante –no particular de Cuba, seguramente— sobre el género al que pertenecen los tweets. ¿Haiku? ¿Mensajes sms ampliados? ¿Qué tipo de narrativas son posibles en 140 caracteres? ¿Qué tipo de voz? Sánchez ha señalado el humor como una suerte de santo y seña que distingue sus textos de los de otros usuarios de Twitter, más oficiales; ella cita como ejemplo su tweet sobre tweetear: "Soy generosa con mis adicciones, creo que contagié a 4 esta semana".[10] Pardo Lazo, autor del fotoblog Boring Home Utopics y de un luminoso libro de relatos cortos titulado Boring Home, va mucho más lejos en su exploración de las posibilidades del género.[11] Él combina reflexiones acerca del medio con experimentaciones formales en tweets como "Efeméride futura. Encuentros d culturas post-cubanas. Collage y no coro. Bitácora d bits. Penúltimos papeles. Arte de esperanza más q espera".[12] Tal y como "efeméride futura" sugiere, Pardo Lazo hace hincapié con frecuencia en la temporalidad de los nuevos medios en contraste con lo que en otros lugares describe como una Revolución que en principio debería estar alineada con medios basados en actualizaciones constantes, pero cuyos elementos anquilosados la conducen a lo contrario. A menudo sus tweets son semejantes a poemas cuasi-imaginistas: "Llueve en Habana: calle callada, bus vacío, futuro fósil, ganas d gritar como fiera feliz: hubo tiempo en q fui hermoso y libre d verdad"; o "Los domingos cubanos siempre emergen como enrarecidos: otro color y otro sonido de barrios, otros deshabitantes de la urbe o ubre ya seca".[13] Él también ha jugado con la idea de escribir una novela a través de Twitter, "La novela d la Cuba d hoy q se escapa a pasos gigantes y q por eso no cabe en una obra voluminosa, sino en ráfagas d 140 caracteres".[14] Foros virtualesAl igual que la literatura y la pintura de principios del siglo veinte evolucionaron como respuesta al cine (unas veces renunciando a lo que el cine puede hacer mejor, otras imitando sus estrategias de edición), la literatura contemporánea reacciona a los nuevos medios, aunque puede ser demasiado temprano para comprender completamente la manera en que lo hace. Ya existe todo un canon de "literatura electrónica" escrito precisamente para aprovechar las posibilidades de los medios digitales. Pero la literatura impresa tradicional también incorpora sutilmente los profundos cambios de experiencia que los nuevos medios traen consigo. Un ámbito donde es posible evaluar la interacción entre literatura impresa y digital es el de las publicaciones virtuales que se basan en revistas impresas, pero que las superan. Semejantes esfuerzos en Cuba datan de los años 90, cuando el correo electrónico, al igual que el "mail art" global de los años 70 (arte y poesía enviada a través del correo postal), sirvió como red de comunidades artísticas y como foro de discusión sobre el arte mismo. El Proyecto Esquife, fundado en 1996, incluye arte en Internet, literatura, periodismo, así como mp3 descargables y libros. Su conferencia de diciembre de 2009 sobre cultura digital presentó numerosos proyectos y revistas, algunos provenientes de otras provincias, pero por lo general habaneros: Videncia, Árbol Invertido, El Guardabosques, Bloggers Cuba, Negra Cubana Tenía que Ser, 33 y 1/3, Web AHS, La Liga, Calle B, Cubarte y Cubaliteraria.[15] Los dos últimos son ejemplos de sitios digitales afiliados a instituciones y publicaciones establecidas. Otros son marcadamente digitales: La Jiribilla, una revista acerca de la cultura cubana, incluye una sección de música que permite descargas. Pero los espacios virtuales más innovadores han sido concebidos por artistas y escritores. Kevin Beovides fundó El Diletante Digital, anunciándolo como el único sitio cubano dedicado al net art, aunque destaca la indivisibilidad del arte digital y la escritura.[16] Beovides reconoce que su público cubano es limitado, aún así El Diletante Digital intenta construir una comunidad colaborativa de productores digitales. El sitio sube a la Red arte y escritura de otros; ofrece servicios gratuitos de programación para contribuyentes con ideas pero sin capacitación; anima a sus participantes/lectores a dejar comentarios; y publica noticias de convocatorias, becas y otras informaciones de interés. En su manifiesto, leído en la 10ma Bienal de La Habana, El Diletante Digital afirma la promesa implícita en la idea de las comunidades virtuales como un nuevo bien común, no individualista pero tampoco populista: Nos entristece ver el individualismo que apremia al hombre y ensombrece a la cultura. Culpable de que muchos intentos hayan quedado frustrados desde el inicio porque no se ha querido trabajar en equipo, porque la defensa de la autoría ha castrado la generosidad. Pero nos indigna la versión grupal del individualismo, o sea, el sectarismo, que se transforma en una telaraña de favores que ahoga al talento en favor de valores extra-artísticos.[17] El ethos hacktivista de Beovides está de alguna manera atenuado por su persistencia en la naturaleza primordialmente estética (tanto en sentido sensorial como artístico) de la Internet.[18] Un discurso de la Internet como bien común virtual caracteriza con más intensidad el trabajo de Lizabel Mónica, una joven autora, bloguera, crítica y artista, además de una de las teóricas más sofisticadas de los nuevos medios en la Cuba de hoy. Mónica diseñó una ingeniosa pieza como alternativa a la misma Bienal de La Habana, el blog Cuba Fake News, donde se publican fantásticas versiones de noticias cubanas contemporáneas enviadas por los lectores en línea. Ella es también el motor que impulsa a la Revista Desliz, una abarcadora publicación multimedia en Internet de literatura, arte y teoría que además circula, en una versión simplificada, a través del correo electrónico. Revista Desliz tiene sus raíces en el proyecto Cacharro(s), publicación más primitiva del año 2003, coordinada originalmente por Jorge Alberto Aguiar Díaz y distribuida mediante el correo electrónico, precediendo al conocido proyecto Galería I-Mail, del artista Lázaro Saavedra: bocetos de comics cuyo tema es la sociedad cubana contemporánea y que también se distribuyen vía correo electrónico desde 2007.[19] Revista Desliz acoge una combinación de personalidades internacionales de las letras digitales --como el poeta concreto y ciberpoeta uruguayo Clemente Padín--, junto a autores emergentes, cubanos y extranjeros. Notablemente, Revista Desliz destaca la filosofía de nuevos medios. Una charla incluida en el número correspondiente a la primavera de 2010 y que Mónica había presentado en la conferencia del Proyecto Esquife en diciembre de 2009 bajo el título "@?????: hacia una topología del arte", toca los puntos clave de la teoría de nuevos medios en frases como "cada nueva tecnología trae nuevas relaciones".[20] En este y otros trabajos, Mónica revela su interés en las implicaciones supranacionales de Internet, aunque sus propias publicaciones, performances, y listas de correos usan los nuevos medios para configurar comunidades locales. En "@?????: hacia una topología del arte,"Mónica evita llamar a la Internet una utopía. Cuando ella cita el monumental trabajo Sphären (Esferas), del filósofo Peter Sloterdijk, para argumentar que los nuevos medios traen "[una] hiperfilosofía… del territorio, del espacio público o el no-espacio de Internet," ese no-espacio es por ello no una u-topia sino una nueva topología, una negativa a codificar o fijar el espacio, y una preferencia en su lugar por redes y flujos. Para Mónica ese no-espacio está, más que nada, habitado por un hacktivismo que interrumpe al mismo tiempo "los intereses corporativos y gubernamentales promoviendo el sofware libre, el código abierto, la democratización de la información así como la subversión de discursos hegemónicos". Nueva literatura después de los nuevos mediosComo Mónica misma, muchos de los autores que aparecen en la Revista Desliz tienen un pie en el mundo digital y otro en el de medios más tradicionales. Una mirada a dos de estos autores jóvenes de ficción sugiere algunas de las maneras en que la literatura impresa más reciente incorpora a los nuevos medios. Lógicas de los nuevos medios resuenan en Boring Home (2009), de Orlando Luis Pardo Lazo, comenzando por la propia distribución del libro. A pesar de ser excluido de la Feria del Libro de La Habana en 2009, Pardo Lazo lanzó copias digitales en el evento, y colocó a Boring Home en Internet para ser descargado como un archivo pdf. La colección de cuentos tiene lugar en una Habana virtual, una "Ipatria" –el nombre de la novia del personal principal, pero también la descripción oportuna de un escenario preparado para IPhones y otros emblemas de la era digital. Las historias proyectan una topografía futurista menos impregnada de nostalgia postrevolucionaria que de una nostalgia postapocalíptica por el mundo natural (Ipatria arranca flores de un jardín digital colectivo).[21] En esta realidad virtual, los paisajes parecen tomados de un videojuego, un mundo tecno-pastoral en colores primarios donde las "vacas y caballos… ancianos de siglos y niños de semanas, mujeres y militares… todo volaba ante los ojos… pero el paisaje completo no parecía avanzar" (27). Tal y como el escenario se desplaza con la suspensión espacial efímera de un videojuego, para Pardo Lazo la era digital en Cuba es un "electrón analógico" que gira sin rotar, un tiempo que carece de referencia a reloj alguno. Boring Home mismo se pliega en hipertextuales, fractales repeticiones: En veinticuatro horas lo más probable es que ninguno de los dos reapareciera: ni en la próxima ni en ninguna otra noche más. De suerte que era preferible esperar. Y, de ser posible, esperar olvidando el hecho de que, en veinticuatro horas, lo más probable es que ninguno de los dos reapareciera: ni en la próxima ni en ninguna otra noche más. Hasta el propio lenguaje se nos ciclaba entre las manos. Y nos reciclaba a nosotros también. Laberinto sin paredes ni mapa, ilógica topología de una ilación: islas dentro de otras islas dentro de una isla mayor. Lo cierto es que ahora no tiene caso pretender una continuidad allí donde todo no era sino fractura fractal: la repentina fricción de una repetitiva ficción.(8) La Cuba contemporánea es una isla que se repite digitalmente, futurística y congelada a un tiempo. El lenguaje cicla a través de las manos o la pantalla del observador/lector, y comienzos y finales de las historias se repiten con frecuencia, sugiriendo la circularidad del hipertexto. En algún momento, Pardo Lazo escribe: "si existen las palabras, es evidente que existe también lo real" (47). Pero en el contexto de este conjunto neobarroco de repeticiones, parodias, y paisajes de ciencia ficción, "lo real" y el "lenguaje" son algo así como código e interface. Si La Habana de Pardo Lazo es barroca y vagamente postapocalíptica, muchos de los cuentos cortos del libro El color de la sangre diluida (2007), de Jorge Enrique Lage, asimilan los nuevos medios a través de una sensibilidad mucho más pop.[22] Las historias están salpicadas de referencias a Hollywood y a figuras literarias como Cristina Ricci, Jonathan Safran Foer y David Foster Wallace. En los cuentos fantásticos de Lage, los nuevos medios no aparecen solamente como elemento narrativo sino también como alegoría que estructura el relato de una forma un tanto espectacular, tal y como ocurre en "15000 latas de atún y no tenemos cómo abrirlas". El cuento comienza con un narrador, el cual es identificado a lo largo del relato como "escritor", y quien acaba de recibir la mala noticia de que Letras Cubanas (la editorial de El color de la sangre diluida, nada menos) ya no publica libros. En los años 90, semejante detalle habría sido un comentario sobre la escasez de papel del Periodo Especial; en 2007, este gesto apunta hacia el declive de la impresión tradicional en la era digital. La historia toma entonces un giro abruptamente psicodélico. El autor se da a la fuga con una sexi bloguera y editora rebelde de libros electrónicos llamada Laura, que además está en alianza con dos incestuosos gemelos con el objetivo común de traficar misteriosas cajas de contrabando. Los gemelos son llamados A (por Arlt) y B (por Borges), dos de los autores canónicos de Argentina que reciben hoy una atención renovada debido a su interés en la ciencia ficción y el ocultismo, y por haber anticipado el hipertexto, respectivamente. Las modernas cajas de Pandora contienen algo maravilloso e innombrado, descrito finalmente sólo como "piezas" que pueden ser combinadas de infinitas maneras para crear cualquier cosa que se desee. Las piezas de combinación infinita son al mismo tiempo una especie de utopía para programadores y una parodia del consumo ilimitado. Son también la materia de que están hechos los videojuegos: en escenas donde el cuarteto de contrabandistas es perseguido por la policía, el narrador crea, a partir de las misteriosas piezas, todas las herramientas que la asediada banda necesita, en una prosa de staccato reducida a la acción pura: Aparecieron helicópteros. Nos alumbraron desde arriba. Nos tiraron cohetes. A hizo todo tipo de curvilíneas con el timón y escapamos por un pelo. Empezaron a caernos del cielo unos tropas especiales. Mientras B se ocupaba de ellos a patadas y golpes de sable y todas esas cosas que suelen hacer los ninjas, yo armé [a partir de las piezas] una ráfaga de viento que mandó al carajo con las hélices enredadas a los helicópteros y a los tropas especiales que saltaban de ellos. Y armé barreras de humo para ocultarnos. Y un visor de infrarrojos para seguir disparando a pesar del humo, a través de él. (50) En este relato humorístico, Lage fusiona la influencia de los nuevos medios en la narrativa contemporánea y los retos específicos que los autores cubanos enfrentan en el mercado editorial global. Además del escondite donde los gemelos guardan las cajas de contrabando, el narrador encuentra una maleta que contiene dos cheques de banco con valor de millones en derechos de autor. Los cheques, lamentablemente, no pueden ser cobrados, ya que la transacción podría llamar la atención sobre las negociaciones en el mercado negro. "Pero un día podremos cobrarlos", dice A al narrador. "Seremos ricos, escritor", contesta B. El espectro de los ingresos potenciales reducidos a mero papel trae a la memoria del narrador una caricatura en la que dos tiburones hambrientos penetran en la bodega de un barco fantaseando acerca del festín que les espera. La despensa del barco está llena, pero como se dicen los tiburones el uno al otro, llena de "15000 latas de atún y no tenemos como abrirlas" (55). "Escritor" entonces vuelve a leer blogs y sitios de editores en Internet, incluido el catálogo de las editoriales internacionales (aunque primordialmente hispanas): "Alfaguara, Anagrama, Axxesinas, Siruela, Mondadori," y así sucesivamente. Reflexiona: "Todos esos libros pasándome por delante (algunos de los cuales, sin saberlo, yo necesitaba leer con urgencia). Pero yo sólo tenía la pantalla del monitor. Y no tenía dónde encontrarlos. Y no tenía cómo leerlos" (57). Para solucionar esta carencia de libros, el narrador abre una de las cajas de piezas mágicas e intenta reconstruir los libros virtuales. Pero estos salen con páginas en blanco, fragmentos aislados de personajes, o meras memorias de libros leídos. El narrador continúa su reflexión: "Por más que armara-desarmara, comprendí, toda esa literatura publicada en otro lugar seguiría siendo literatura-pantalla, literatura-lejos" (57). El mismo Lage escribe esta literatura-pantalla hoy en Cuba, pero en otro sentido los libros virtuales siguen siendo productos fantásticos provenientes de una caja todavía cerrada debido al limitado acceso a Internet y, quizás, a causa de las aún no resueltas tensiones entre el mercado global del libro tradicional, los autores cubanos, y el nuevo mundo de los medios digitales. NOTAS[1] Mi agradecimiento a Kevin Beovides, Víctor Fowler, Jorge Enrique Lage, Adrián López Denis, Lizabel Mónica, Orlando Luis Pardo Lazo, y Yoani Sánchez por su ayuda durante la investigación para este artículo. Mis conclusiones y cualquier error, por supuesto, son exclusivamente míos. [2] N. Kate Hayles, en Electronic Literature: New Horizons for the Literary (Notre Dame: University of Notre Dame Press, 2008), sostiene que a modo general esta trayectoria es característica de la literatura electrónica. [3] Cristina Venegas, Digital Dilemmas: The State, the Individual, and Digital Media in Cuba (Piscataway, NJ: Rutgers University Press, 2010), 13. [4] Yoani Sánchez, comunicación personal. [5] Mark Hansen, "New Media", en Critical Terms for Media Studies, ed. W.J.T. Mitchell y Mark B.N. Hansen (Chicago: University of Chicago Press, 2010), 180. [6] Véase Claudia Cadelo "Líderes de una revolución alternativa", Voces 1: 4-6 (http://vocescubanas.com/voces/), accedido: 15 de octubre de 2010. [7] Ver Claudia Cadelo, "Líderes de una revolución alternativa", Voces 1: 4-6 (http://vocescubanas.com/voces/), accedido: 15 de octubre de 2010. [8] Tómense como ejemplo Malcolm Gladwell, "Small Change: Why the Revolution Will not be Tweeted", New Yorker, 4 de octubre de 2010; Golnaz Esfandiari, "The Twitter Devolution", Foreign Policy, 7 de junio de 2010. [9] "That’s My Theme: The Human Adventure. An Interview with Ena Lucía Portela", por Iraida López, en The Portable Island: Cubans at Home in the World, ed. Ruth Behar and Lucía Suárez (New York: MacMillan, 2008), 89; Adrián López-Denis, comunicación personal. [10] Yoani Sánchez, 17 de febrero de 2010 (http://twitter.com/yoanisanchez). [11] Orlando Luis Pardo Lazo, Boring Home (Prague: Garamond, 2009). [12] Orlando Luis Pardo Lazo (OLPL), 5 de agosto de 2010 (http://twitter.com/OLPL). [13] Orlando Luis Pardo Lazo (OLPL), 26 de marzo de 2010 (http://twitter.com/OLPL); October 10, 2010 (http://twitter.com/OLPL). [14] Orlando Luis Pardo Lazo (OLPL), March 27, 2010 (http://twitter.com/OLPL). [15] http://www.esquife.cult.cu/convocatorias/encuentroteorico/programa.html, accedido: 15 de octubre de 2010. [16] http://eldiletante.ueuo.com/, accedido: 15 de octubre de 2010. Esta insistencia en la difuminación entre net art y escritura se hace eco nuevamente en N. Kate Hayles's Electronic Literature: New Horizons for the Literary. [17] http://eldiletante.ueuo.com/documentos/manifiesto.html, accedido: 15 de octubre de 2010. [18] Lizabel Mónica, Entrevista inédita con el artista de net work y fundador del proyecto El Diletante Digital Kevin Beovides Casas, Revista Desliz 3, 2010 (http://www.revistadesliz.net.tc/), accedido: 10 de noviembre de 2010. [19] http://revistacacharros.blogspot.com/ [20] Lizabel Mónica, "@?????: hacia una topología del arte", Revista Desliz 3, 2010 (http://revistadesliz3.blogspot.com/2010/03/hacia-unatopologia-del-artelizabel.html), accedido: 15 de octubre de 2010. [21] See my longer analysis of the book in "Boring Home: Volapunk de volutas", Diario de Cuba, 12 de junio de 2010 (http://diariodecuba.com/deleer/boring-homevolapunk-de-volutas), accedido: 15 de octubre de 2010. [22] Jorge Enrique Lage, El color de la sangre diluida (La Habana: Editorial Letras Cubanas, 2007). |